viernes, 13 de enero de 2017

Retrospectiva

Muy buenas noches de fuego ardiente apagado,
de velas consumidas
desde el pasado invierno.

Cómo nos cambió la vida entre esas sillas apretadas,
qué fácil resultaba todo
aunque a veces el corazón
sufriese más que la cabeza.

Llamarlo "sencillo"
sería
llamarse a engaño,
porque puedo proclamarme inestable
si pienso en un viejo yo
mucho más tierno,
más blando,
con menos de mí y más del resto.

Para pájaro, el maestro que insistió en aconsejarme
que, ante todo, intentara volar.
En otro tiempo,
y ahora,
estoy marcado por las tintas de otros.

Mi cuaderno ya no es mío
y es Antiguo Testamento de perversas liturgias
caídas en el olvido de la vanguardia,
los acoples
y el polvo de viejos deseos.

Desde una terraza ignota
vi una noche como no conocía hasta entonces;
a mí vinieron canciones lejanas
que ya no puedo separar

de esa luz,
de aquellas voces,
de guitarras españolas
y enigmas de peces muertos.

Ser espejo del propio pasado
es privilegio del papel;
por mi parte, espero
que en mí
sólo quede carne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario