martes, 27 de septiembre de 2016

In medias res

Me reconforta saber
que me he perdido en cada una de tus curvas,
y que ahora las encuentro
y las conozco
solo con la guía de tus labios
en los míos.

Vivo tranquilo cuando tengo la cabeza encajada
en el arco de tu cuello con tu hombro,
y en el paisaje encrucijado de tu nuca
mis dedos
se arrepienten
de no haberse dejado llevar más por ahí.

Tu respiración y la mía,
cada una a un ritmo,
y sin embargo armonizadas.
Mientras tanto
se pinta una estrella
en el cielo oscuro de tus ojos,
y me sirve de norte y soporte
cuando sé que es allí
donde quiero ir.

Tu voz de calma,
tus silencios de pausa,
tu piel de destellos de mármol blando
sirven como mapa suficiente
a mis lujurias
y a mis dulzuras,
para tus jadeos
y tus sonrisas de carmín de granza.

En ningún otro lugar que en tu abrazo
me siento mejor que en casa.